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MATERIALISTA

Muestra individual en ZOCO Punta del Este, Julio-Septiembre 2024.



Des-orden matérico 

En la ecología, el flujo constante de energía es el elemento ordenador de las relaciones ecosistémicas. Para mantenerse en orden, todo sistema necesita consumir energía, y parte de ésta se pierde en el proceso. Esta pérdida lleva a una alta entropía, el desorden aumenta paulatinamente, el movimiento se reduce. Nos atormenta la decadencia. En esta exposición de Mane Insiburo acompañamos a la artista al despliegue de una amplia gama de objetos encontrados, que han sido recolectados o adquiridos a lo largo de los años en los más diversos contextos, y que se reconfiguran aquí como objetos de arte, en asociaciones libres y agenciamientos inesperados. Muchos de los objetos aquí presentes son considerados comúnmente como desechos, aquello que no se quiere ver, el acumulado molesto del exceso humano en decadencia. Mane nos recuerda la incomodidad que sentimos con lo que se deteriora y nuestro deseo de relegarlo al margen de la sociedad.

A través de su mirada atenta, el vínculo que nos plantea la artista es de confrontación directa con lo que rechazamos. Mane mantiene un interés intrínseco por estos objetos y sus historias, y nos ofrece relacionarnos con ellos fuera de la categoría de residuo. Nos invita a pensar en la memoria de los materiales, sus procesos de manufactura y los caminos que han recorrido hasta llegar a sus manos. Los objetos nos hablan de vínculos pasados, inclusive a veces del rastro de lo humano, como en las manchas de uso de las camisas que ahora componen los cuadros, y los restos de café en las tazas reapropiadas de Starbucks. Resuena también en su trabajo la infancia, con su capacidad innata de encontrar valor en lo trivial. Los niños como coleccionistas naturales, apreciadores de los objetos que no suelen despertar curiosidad en la imaginación adulta, nos proponen un juego constante con ellos, invitación que Mane extiende a los visitantes de la exposición. Su cuerpo de obra nos impulsa a considerar la basura como un sistema de objetos interconectados, no como imagen estática de desechos apilados en estado de desorden, sino como parte de los procesos ecosistémicos; algunos de ellos, como el plástico, compuestos de las mismas cadenas de carbono que hacen la vida humana.

Su trabajo nos interpela a pensar cuál es nuestro vínculo con la basura, qué otras relaciones podemos generar con estos objetos con los que cohabitamos el mundo, más allá del rechazo. Nos plantea una perspectiva ecológica radical. Insiburo nos recuerda que todo en el universo está destinado a decaer; la entropía, ese concepto fundamental de la termodinámica, nos dice que los sistemas tienden al desorden a medida que la energía se disipa. En sus acciones de búsqueda y recolección, Mane transfiere su energía a los objetos encontrados, los saca del estado de desorden en el que se hallaban. En su acción, reorganiza el sistema, lo regresa a un estado de baja entropía, la enlentece por un instante, como en las cajas con camisas en las que el tiempo y el decaimiento se detienen brevemente. Los objetos frente a nosotros, a nuestro alrededor, ahora generan vínculos inesperados. En la visibilización de su potencia la artista los activa, los pone en juego entre ellos y con nosotros, activándonos también, invitándonos a la reflexión y el disfrute.

En la exploración artística de Mane Insiburo hay un amor radical hacia los objetos, y es desde aquí que podemos visualizar una mirada ecológica radical. Tomando el planteo de Slavoj Žižek con relación a los desechos: La parte difícil es encontrar poesía, espiritualidad, en esta dimensión. Recrear, si no la belleza, por lo menos una dimensión estética en cosas como estas, en la basura misma. Ese es el verdadero amor hacia el mundo, porque ¿qué es el amor? El amor no es idealización […] el amor significa aceptar al otro con todas sus fallas, sus estupideces, sus puntos feos. Y, sin embargo, el otro es absoluto para uno, todo lo que hacer que la vida valga la pena ser vivida. Ves perfección en la imperfección misma, y es así como deberíamos aprender a amar el mundo. Los verdaderos ecologistas aman todos estos objetos. El acto no deja de ser fútil, como todo acto humano. El flujo de energía cesará, el universo continuará enfriándose y la entropía reinará. A pesar de esto, es en el aquí y ahora donde nos encontramos, los tiempos que percibimos son humanos, y, en nuestros tiempos, continuaremos cohabitando este planeta, en compañía de objetos potentes.


Curadora, 2024


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